Si ya estás en la azotea (¡Salta!)

Qué bueno que son los reencuentros. Pero esos reencuentros emotivos, que guardan recuerdos de un buen pasado, sin reproches ni resentimientos. Hablo de los reencuentros sinceros. Como éste que estoy teniendo ahorita en lo de mi viejo. Le hice caso a un capricho pasajero y me bajé Don Cornelio y la Zona, el primer disco, que me había comprado hará unos diez años, cuando empecé la facu. Unos meses antes me había comprado Patria o Muerte porque, al igual que ahora, amaba salir los sábados de compras. Hace diez años yo tenía 19 y, si bien trabajaba, no tenía mucha independencia económica, por lo que siempre miraba los discos más baratos, entonces estaba Patria o Muerte que salió unos ocho pesos. El Spinettalandia me salió doce, también lo conseguí en esa pobreza ávida de discos. Y cuando escuché por primera vez Patria o Muerte. Creo que corrí a emborracharme. Ese disco me deprimió de alegría. Fueron como tres orgasmos juntos, no en el cuerpo, sino en la cabeza, mucho mejor. La música había superado al sexo. Y me quedé sola en el cuarto de la casa de mi vieja, al que yo llamaba bulo, tomando vino blanco con sprite, mezcla a la que con el Pelu y Ana llamábamos heavy metal. Ese cuarto estaba lejos del resto de la casa, había que cruzar el patio, saludar al Indio (mi perro cuzco y simpático), subir una escalera y abrir la puerta que yo había pintado de azul. El bulo era un flash. Era un asco, en realidad. Mis amigos de aquel entonces no me dejarían mentir. Estaba lleno de botellas, colillas de cigarrillos, libros desparramados en el piso que nunca barría. Mi vieja cada vez que entraba me sermoneaba una media hora seguida. Siempre se quejaba de cómo vivía yo. Entonces me quedé ahí, inmolada en el bulo, con el vino y algún cuaderno, maldiciendo tanta adolescencia. No estaban ni mi vieja, ni el Indio, ni Ana, ni el Pelu.

El emule me jugó una buena.

Tu cara roja (de ácido).

………………..


Rayos de luz en mi espejo besando el vidrio.

La mirada de los rayos.


La forma de las cosas

antiguas, misteriosas,

reaccionan en mi corazón.

El núcleo de las cosas

ambiguas, misteriosas

reaccionan en mi corazón,

buscando acoplarse en mí,

buscando toda luz en mí.


ahhhhhh

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