No soy loca, sólo sensible.

No es que esté excitada o angustiada, pero en mitad de la noche me despierto nerviosa, y empiezo a moverme. Mi cuerpo me exige movimiento. Me despabilo de tanto enroscarme en la almohada y es cuando descubro que toda la cama está deshecha. Odio que las sábanas estén en cualquier lado, se me hace imposible dormir. Me gusta la prolijidad, por eso me ocupo de tender la cama a la mañana. Y a la noche yo sólo me acuesto, huelo a mi alrededor y todo está bien. Quedo tumbada boca arriba, levemente la cabeza sobre el hombro derecho, la pierna (también la derecha), doblada y la mano izquierda sobre el pecho. La imagen viene nítida a mi cabeza: mi cuerpo está muerto sobre la cama. Imagino esos dibujos, los contornos que hace la policía en las películas después de que mataron a alguien. Segundos antes de dormir yo también soy sólo un contorno en la superficie.

Pero hace varios días me despierto a la noche exaltada, nerviosa. En ese momento no puedo tomar la decisión de levantarme a tender la cama, si es que eso fuera lo que me alterase. Pienso que no soy neurótica. Aún no me toca vivir la locura a ese nivel, sino que la mía es una locura leve e inocente, donde nadie sabe, nadie se da cuenta, mi lugar en el mundo, shh. Miro la ventana, deben ser las 4, 5, ni un rastro de luz. La persiana negra. Todavía es de noche, me digo. Me doy vuelta, me encuentro con él, que no se entera de mi falsa neurosis, y como en una coreografía, levanto la cabeza y él extiende el brazo. Me apoyo en su pecho. Escucho mis latidos y lo huelo. Todo está bien. Recién en ese momento digo mi mantra secreto para dormir.

(Pero antes de eso, prometo no volver a mirar Dexter segundos antes de ir a la cama).


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