Belleza

También me llamo María. Estoy frente a una ventana completamente abierta. Elegiría el silencio para merendar, pero la lluvia se vino fuerte y él en el cuarto de al lado graba unas voces. Yo estoy frente a la ventana, como la ventana de aquel cuadro. De par en par abierta, por donde entran la lluvia y el olor del fin del verano. Ese mismo cuadro. Y esa ventana por donde no se podía mirar. Los ruidos, la música es maleducada, nunca permiso, mientras yo prefiero el silencio. La música me distrae, pero la ventana se muestra sola. Los minutos de luz mágica se licúan y anochece por completo. Un muro, un balcón, una planta, saludan al otoño. Y yo, que también me llamo María, como la del cuadro y la ventana, caigo en la cuenta de que se fue el verano y nunca estuve al sol.

Comentarios