1.
Veo la hoja tan blanca como la eyaculación. Y pienso en mí como mujer, y no como en la puta que nunca seré. Todo es fálico, pero nunca llegaré a ser una puta. Cada cosa que miro me devuelve sexo masculino. Una sombra puede ser el pene erecto más hermoso. No creo que por ver el entorno fálico tenga la cabeza podrida. Creo que recibí mucha información sexual en los últimos años y no tengo alternativa. Tampoco me censuro, porque si me pasa esto, lo tomo como una cosa natural y ya. Él en mi cabeza. A veces pienso que estoy algo loca. A saber, yo hablo, digo algo muy profundo que consideraba una verdad absoluta para mí, pero que al ser enunciada deja de ser objetiva, sólo por recibir la recepción de quienes la escuchan. La cuestión que me doy cuenta de que para los demás puede no ser creíble lo que digo. Es entonces cuando sonrío y digo para mis adentros “qué bueno que aún estoy loca”.
Veo la hoja tan blanca como la eyaculación. Y pienso en mí como mujer, y no como en la puta que nunca seré. Todo es fálico, pero nunca llegaré a ser una puta. Cada cosa que miro me devuelve sexo masculino. Una sombra puede ser el pene erecto más hermoso. No creo que por ver el entorno fálico tenga la cabeza podrida. Creo que recibí mucha información sexual en los últimos años y no tengo alternativa. Tampoco me censuro, porque si me pasa esto, lo tomo como una cosa natural y ya. Él en mi cabeza. A veces pienso que estoy algo loca. A saber, yo hablo, digo algo muy profundo que consideraba una verdad absoluta para mí, pero que al ser enunciada deja de ser objetiva, sólo por recibir la recepción de quienes la escuchan. La cuestión que me doy cuenta de que para los demás puede no ser creíble lo que digo. Es entonces cuando sonrío y digo para mis adentros “qué bueno que aún estoy loca”.
2.
La presión horrible de no poder hablar.
No poder decir lo que mierda pase por mi mente
ahora.
Ya.
Porque sino
tus gritos se oirán más que mis quejas.
Debería dejarte gritar hasta que el ceño
te llegue a los pies.
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