Una muy fina memoria

Cuando llegue a casa necesito escribir sobre los enojos.
Después me iré acordando de otras cosas. Ahorita sólo espero que se vaya el sol y que el Pelu me invite una cerveza.
Hoy en el trabajo todos se dieron cuenta de que había estado llorando porque tenía los ojos más chiquitos y colorados, entonces me trataron excesivamente bien y no me sentí culpable de tener cara culo. Mis compañeros no me jodieron con las boludeces deee siempre y no tuve la obligación de reír. Si lo pienso bien, ellos son buenos.
Por hoy no voy a llorar más.

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