En una de esas...

Es increíble como uno se apoltrona en un lugar que supone que es el suyo. Como los perros cuando marcan territorio. A saber. Un compañero del diario roquero desde antes de nacer, de ésos que aman la música más que a las mujeres, se ubica indefectiblemente junto a los discos. Yo, sin embargo, me voy al patio, con la gente que hecha humo y bebe. Confío en el gusto de mi compañero, escucho la música y hasta bailo. Y a partir de ahí, las conversaciones rotan y rotan. Tal vez música, tal vez vida, tal vez algo.

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