Adentro

Hay lugares contrapuestos que existen sin importar la parte que ocupo yo en el espacio. No importo. Aunque yo sea la misma en diferentes contextos. Yo no cambio, el entorno gira, como un eterno plano secuencia. Un plano secuencia que dura lo mismo que mi vida. Yo, parada en el medio mientras lo demás, lo que antes llamé contexto, gira, cambia, me dispara sensaciones o me irrita.

Por ejemplo, acabo de llegar a un restorán vegetariano en la zona del Abasto. Es algo temprano pero todo bien, espero a Jessi mientras unto un pancito negro con una mayonesa de zanahorias exquisita. Tenía hambre hacía bastante tiempo. Pero lo mejor no es que haya mandado algo al estómago, lo mejor es que ni bien me senté en los almohadones que ofician de sillas de una mesa al ras del piso, empezaron los acordes de Summertime, en vivo. Janis Joplin y yo, que tuve de nuevo 16. Me viajó en el tiempo y me siento tan a gusto que soy completamente feliz. Así soy yo. Entonces pido una empanadita de verduras y ricota. No olvido que hace poco estuve enferma y que tengo que cuidarme. Alcohol no. Este lugar parecería llevar mi nombre, potencia sin saberlo a Julia. Decido que agua sin gas. Voy a acariciarme por un rato, hedonista. Sí, me digo qué linda, nena linda. Jessi tarda en llegar.

Estoy sensible. “Femenina”, me dijo mi novio, como percibiendo la necesidad de cobijarme, de esconder mis colmillos. No quiero pelear hoy, nomás que me arropen, que me guarden bajo un cuerpo caliente y grande. Y la cabeza, claro, que me acaricien la cabeza, ahora que tengo el pelo corto. Ahí llegan Bobby McGee, mi empanadita y el maullido de un gato. Este lugar es el paraíso. Jessi me había advertido que no iba a querer irme nunca de aquí. Es un gato negro que viene, saluda con toda la boca abierta y la cola rígida como un palo.

Sé de muchos que hubieran querido estar en mi lugar en la fiesta de Campari que trajo a Juliette Lewis a cantar (agrego dato de color: vestida de indiecita). Pero eso fue un no. Actores (iba a calificarlos actorcitos pero ahí estaría hablando mi parte prejuiciosa, que sólo ve las cosas desde afuera. Por suerte pude detectarlo). Risas histéricas. Caras y también Gente. Poses. Gritos. Quieren que los demás escuchen la información que recopilan en una lista. Esa escenografía me desacomodó. Bah, me incomodó tanto que ni bien terminó su set la hermosa y madura asesina por naturaleza, pedí un taxi y tiré bomba de humo. Quiero mis cosas, el espacio que inventé para quedarme conmigo.

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Me guardo muchas cosas.
No me gusta mostrarme.
Me escondo detrás de las cosas para pensar todos mis entremeses en paz. Ahí quedan, al resguardo de la mirada del otro, del pensamiento ajeno que no me interesa conocer.