Cada vez puedo ver mejor a las mujeres. Empiezo a amigarme con el género, las comprendo y me identifico con ellas. Las mujeres tenemos el don de la sensibilidad. Reventamos en emociones. Antes, ser mujer era para mí algo denigrante, no entendía qué tenía de bueno. O sí sabía, pero sólo lo que me aportaba a mí. Me creía superior al resto de las mujeres. Yo misma las denigraba y pensaba que debería haber nacido varón. Pero ya adulta, estoy segura de que así está bien. Yo quería ser un hombre, tener esa fortaleza y esa libertad de pensamientoy acción. Ya adulta, sé lo que significa ser una mujer libre y fuerte, y es de lo más gratificante. Un ser, con un envase femenino y todo lo que eso convella. Tener cuerpo de mujer clarifica las sensaciones y los pensamientos. Tener este cuerpo me ubica entre mis pares mujeres. Entonces, lejos de limitarme, este envase sólo me da. A medida que el camino se abre me siento más mujer y más hermosa. Es la belleza que traen los años, el aceptarme y querer ser mejor. Es la belleza de la seguridad, el don de la feminidad, de las diosas, de haberme quedado con esta mitad sensible de mi yo.
Y después de esta pequeña sesión introspectiva, los invito a visitar El Silencio, para que no crean que siempre hablo tan en serio y que lo único que me importa es ser mujer. No! La música también me importa!
Y después de esta pequeña sesión introspectiva, los invito a visitar El Silencio, para que no crean que siempre hablo tan en serio y que lo único que me importa es ser mujer. No! La música también me importa!
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