Sólo quería desaparecer completamente

Ayer lo vaticiné.
Chateaba con un amigo que no conozco personalmente pero que siempre hablamos y llegamos a puntos de conversación comparables con una amistad. Entonces él me preguntaba cómo estaba y yo le decía que no muy bien, que tenía ganas de escaparme de mí, de salir, olvidar algunas cosas. Y que no tenía el libro de Fabián Casas que estoy leyendo ni el Mp4 con batería, así que no tenía más opción que ir al cine. Por suerte mi billetera tenía plata y me alcanzaba justo para una entrada y algún bajón para degustar en la clandestinidad de la butaca. Le conté que había escrito una poesía naif sobre este tema y se la mostré y el final decía algo como que me iba a meter en una sala de cine, iba a elegir la peli más triste así tenía la excusa perfecta para llorar sin que nadie me viera. Fui al cine de Obligado y Mendoza y justo a las 7.30 pasaban esta película con Edward Norton y Naomi Watts. El afiche me gustó. Colores sepias y un bote, los dos sufriendo. Fija que era de amor. Ellos dos me gustan y pensé que podía llorar mucho con esa película. Pedí mi ticket y un Terrabusi Mix. Puse el teléfono en modo silencioso y me dispuse a sufrir sin molestar a nadie.

A la hora de empezada la película comencé a recibir mensajes alarmantes de mi hermana y padres, amiga y novio también. Estaban todos preocupados. No lo podía creer. Yo solo quería desaparecer completamente. Sentía que estaba tan sola en el mundo que me parecía imposible que me estuviera pasando eso. Ellos, las personas más cercanas en mi vida, me preguntaban si yo estaba bien. Como pude, contesté el mensaje de mi hermanita, quien me dijo que le avisara a mi novio, cosa que hice de inmediato, tratando de seguir la peli y secándome disimuladamente las lágrimas.

Entonces, cuando salí del cine ya estaba mejor, a pesar de haber usado una película para llorar. Estaba mejor porque supe que no estoy tan sola como a veces creo.

La noche terminó muy bien, dándole explicaciones a cada uno de adónde había estado y por qué. Justo estaba mi hermanita, la de 4, en lo de mi viejo, y nos acostamos las dos a leer. Como ella quería que leyera en voz alta, no tuve más remedio que leerle Veteranos del Pánico, de Casas, el libro olvidado y ya recuperado. Después le hablé de soñar despiertas y le conté cosas que quería que pasaran y ella las imaginaba. Entonces nos dormimos juntas y hoy cuando nos despertamos me dijo que había soñado con lo que yo le conté anoche y que había sido un sueño re lindo. Eso también me puso mejor.

Hoy es viernes. Sesión de terapia. Y como le decía a Marina el otro día, renuevo mi fe en que mi terapeuta pueda hacer algo con todos mis embrollos. Cada viernes es una nueva ficha que pongo.