La realidad dormida

Todo lo que no soy

se esparce en el aire.

Eso que no logro nombrar

recorre kilómetros
a una velocidad atemporal.

Busca tu espalda,

enredarse en tus piernas.

Todo lo que no soy

te acaricia.

Me mirás y me reconocés.

Te dejás abrazar y confesás

con tus ojos hacia adentro:

"te necesito cerca siempre".

"Yo también", te digo,

y me vuelvo todo lo que

no sos cuando dormís.