Ella, yo y mi otro yo

Ahí estoy. Me veo desde mi posición omnisciente. Sobrevuelo la escena. Las dos personas que aparecerán viven en diferentes universos. No se tocan, no se conocen. El primer yo está sentado, encorvado y flaco. Leyendo en silencio, concentrado y con la piel algo verde por el encierro, la mala alimentación y la tristeza. Las pantuflas representan una pésima ama de casa. De espaldas hay un espejo lo suficientemente grande como para que mi primer yo se vea reflejado de cuerpo entero. La imagen queda congelada en el espejo. Mi primer yo se mira, corrobora su oscuridad, su cuerpo mortecino y quiere recibir al segundo yo, que se cuela en el espejo una vez vista la imagen de la decadencia. Este nuevo yo es enérgico y luminoso, tiene la espalda recta y escribe y escribe. La verdad es que estoy linda en esta nueva versión de mi yo.

Al margen de estas visiones simbólicas, encuentro otra lectura.

- Las nenas no trabajan
- Las nenas no se casan
- Las nenas no ganan plata
- Las nenas tienen un papá inmortal
- Las nenas no tienen una familia
- Las nenas no publican

Quiero depertar del otro lado del espejo.