Vos (I)

Te movés con una torpeza a prueba de ventarrones. Te miro y pienso que somos muy distintos. Pero me siento tan a gusto. Vos ahí, alto y flaco. Tu espalda encorvada buscando la ropa del lavarropas. La extendés, la colgás con tu forma desprolija y me hablás desde la soga. Somos muy diferentes empezando por nuestro físico, hasta nuestras contestaciones. Y otras cosas más, claro.
Siempre estás haciendo. Me gusta verte así enérgico, con ganas, aunque te choques el mundo que se interpone entre vos y lo demás.



No puedo aceptar la tristeza, me dijiste hoy. Y yo pienso que todo es tan triste que no queda más remedio que aceptarla, acunarla ahí y seguir.