Vaivén

El aburrimiento flota en el mismo barco que me devuelve soledad. La vista está clavada en el mar y yo parezco un cadáver. Hace unos años tuve una mujer. Hoy extraño su cuerpo cálido por las mañanas. Su abrazo acompasado y su olor, que cambiaba según moría el día. Frente a esta mole húmeda solo puedo imaginar el perfume de la casa. Se reinventa en mi mente y es uno diferente cada día. Por más que lo intente, el aroma original no volverá. Eran ella y su piel. Ahora sólo huelo mar y a lo lejos, nada.

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