Me desvanezco en el aire

La garganta está cerrada.
Tiembla.
La osuridad se apodera como la noche de las horas y necesito salir de esta prisión de carne y huesos. Así lo hago, impulsada hacia arriba por una fuerza que me pone vertical. Trato de no pisarte, tu descanso es sagrado y vos lo lograste. Y mis ojos no se cierran y el nudo que contrae mi voz crece. ¿Dónde puedo estar a salvo? Fuera de mí, pero tiemblo y los esfuerzos no sirven. Porque necesito mi paz y mi calma donde ahora todo es negro. No me puedo encontrar. Y hace frío y es tarde. Escucho como gotea la canilla y me molesta. Escucho mis sonidos, los oidos todo lo captan. Quiero que el corazón se apacigüe y el sueño venga.
Creo que tengo miedo.