Ego

y de repente me vienen
unas ganas como de aluvión.
es que la luz no para de entrar
y el cuerpo está raro
pero lo refugio igual
aunque con mayor amor.
pienso en el colchón
y en las cortinas,
como pelitos epiteliales
que cobijan el sésamo.
los días son iguales
puede que no sean iguales.
todas las pulsaciones llegan
hasta la cabeza y bajan,
juegan, hacen de esta llanura
un volcán de fuego y vivo.

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