Se hace de día

Hasta hoy no vienen las ganas de trasladar el ego. Él dijo "podés despedirte de tu ego". Pero la certeza es la de saberme yo, única, irrepetible, tal vez dos, tal vez una todavía. Yo aun. Ni canciones maternales ni Carlos González ni mamíferas al poder. La guaguita vendrá con la panza. Es una tentación correr en el calendario como en campos verdes de mi tierra natal. Creer en el punzón del vientre y el escote de gomería. Una vez vino la ilusión como una trampa. Dejé abierta la tapa de un sótano tras una guachada de Edenor y con la confianza del camino conocido, tanteé a ciegas paredes de gelatina. Ahora, haré lo mío; confiaré en el destino. El pasado es obstinado, no se puede cambiar, leí en el último libro que me hizo llorar. Este HOY es una respuesta del pasado. Y gracias, Buda, que hablaste del sufrimiento como sustancia inherente a la vida, por darme la lucidez de la confianza experta. El pasado es grandioso, como un Ganges de cuerpos muertos que me adelanta el fin de las cosas. Mi pasado es la enseñanza en mí misma. Y el cuerpo es aun mío; hay disponibilidad y nunca resistencia. Resistir con la vida como mi par. Decido entonces vaciar los pies en la tierra. Literalmente, llenarme los dedos, las uñas, de barro de tan enraizada con lo inevitable. Porque la entrega es hacia un hombre que me dará un hijo y la elección de saberme feliz en cada puerta abierta. Estamos de este lado junto al hombre que emponderó mi libertad. Mi cuerpo, entonces, es también suyo . El punzón en el vientre y el escote de costa en la playa son suyos, también.  

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